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haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos, y, por lo menos, sepa vuesa excelencia este mi deseo, y sepa que tuvo en mí un tan aficionado criado de servirle, que quiso pasar aún más allá de la muerte mostrando su intención. Con todo esto, como en profecía, me alegro de la llegada de vuesa excelencia, regocíjome de verle señalar con el dedo, y realégrome de que salieron verdaderas mis esperanzas, dilatadas en la fama de las bondades de vuesa excelencia. Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del jardín y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía, que ya no sería ventura, sino milagro, me diese el cielo vida, las verá, y con ellas fin de La Galatea, de quien se está aficionado vuesa excelencia; y con estas obras, continuando mi deseo, guarde Dios a vuesa excelencia como puede. De Madrid, a diez y nueve de abril de mil seiscientos diez y seis años.
Miguel de Cervantes.