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hemos de juzgar siempre a tiento y con poca seguridad. Con todo eso alcancé que tu perdición había de durar dos años, y que te había de cobrar este día, y en esta parte, para remozar mis canas y para dar gracias a los cielos del hallazgo de mi tesoro, alegrando mi espíritu con tu presencia, puesto que sé que ha de ser a costa de algunos sobresaltos: que por la mayor parte las buenas andanzas no vienen sin el contrapeso de desdichas, las cuales tienen jurisdicción y un modo de licencia de entrarse por los buenos sucesos, para darnos a entender que ni el bien es eterno ni el mal durable.

—Los cielos serán servidos—dijo a esta sazón Auristela, que había gran tiempo que callaba—de darnos próspero viaje, pues nos le promete tan buen hallazgo.

La mujer prisionera, que había estado escuchando con gran atención el razonamiento de Transila, se puso en pie, a pesar de sus cadenas y al de la fuerza que le hacía para que no se levantase el que con ella venía preso, y, con voz levantada, dijo: