Página:Los subterraneos de Buenos Aires - Pedro V. de San Martin.pdf/7

Esta página ha sido validada
7
DE BUENOS AIRES

comprarle velas para alumbrarlas, decía sin rodeos que aquellos indivíduos eran masones, enemigos de la religion; y el carnicero del barrio, hombre que tenía entre sus parroquianos fama de observador entendido en asuntos de sacristía, por haber desempeñado el oficio de campanero de la Recoleta, consiguió robustecer las apreciaciones de la vieja, declarando solemnemente que los vecinos sospechosos debían ser, por lo ménos, herejes.

III

Estas opiniones llegaban ya á popularizarse, cuando una nueva noticia, circulando con pasmosa rapidez, vino á desvanecerlas. Una solterona de la vecindad, llamada Panchita, escuálida y feísima; tuvo el capricho de decir á varios vecinos que ella había visto pasearse por la azotea de la casa-quinta, durante la noche, un horrible gato negro que, en vez de maullar como sus congéneres, cantaba como gallo...!

La especie corrió de boca en boca y causó grande efecto en el espíritu ya predispuesto de la jente del barrio. El hecho de que se paseaba un gato por la azotea, con la circunstancia agravante de ser negro y además cantar como gallo, cosa á la verdad fenomenal, fué comentado y luego tomó las apariencias de una espantable realidad. Todos veían al siniestro animal y escuchaban aterrorizados su voz fatídica. A tal estremo llegó el espanto, que ni los más valientes se