mo que en cinco minutos se podrá U. ganar cinco mil pesos...
— ¿Qué ha dicho U.? - esclamó Sofía estupefacta.
— Lo que ha oido, - respondió la señora Inocencia apreciando el efecto que habían producido sus palabras.
— ¡Ganar cinco mil pesos en unos minutos! - balbuceó Sofía.
— Sí, señorita; cinco mil pesos. ¿Se admira U.?
— ¡Ya lo creo! Y me admiro tanto que eso me parece un imposible.
— ¿Supone que yo le propondría un disparate? He dicho que podrá ganarse cinco mil pesos en ese tiempo y me ratifico. Solamente me he equivocado y es que ese trabajo tendrá que repetirse por cuatro ó seis veces, lo que quiere decir, que tendrá que emplear una media hora más ó ménos.
— No comprendo...
— Me esplicaré. Se trata de que U. vaya á una casa, permanezca en ella unos instantes sirviendo de modelo á un artista, y luego se retire tranquila para volver despues hasta que se termine la obra.
— U. cree que me darán...
— Lo dicho; cinco mil pesos.
Sofía era una verdadera inocente, por la educacion que recibiera y porque su corazon aun no se había