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Los poetas malditos

Su estandarte agitaban encenizados vientos
que en si llevan del mar la divina hinchazón,
y en tomo a ellos abrían grandes surcos sangrientos.

Retaban al Infierno, la frente ante el ciclón,
y viajaban sin pan, sin cayado y sin urnas,
chupando del amargo Ideal el limón.
 
Casi todos murieron en barrancas nocturnas,
embriagados de gozo al verse malheridos.
La Muerte les besó las trentes taciturnas.

Es ángel poderoso quien Ies tiene vencidos;
enrojece el ocaso de su espada el fulgor,
pero están sus espíritus por el orgullo henchidos.

Ayer amamantados de Ensueño, hoy el Dolor
les da el pecho. Al medir sus llantos voluptuosos
se levanta su madre» se arrodilla en su honor

el pueblo; les consuela el ser majestuosos.
Mas a sus pies están los hermanos que humilla
el martirio irrisorio de azares tortuosos.

Surca el salobre llanto su pálida mejilla
y tragan las cenizas con idéntico amor;
la suerte les enroda, burlesca y ramploncilla.

Pudieron conseguir a toque de tambor
de razas ojizainas falsa compasión tierna,
Prometeos sin un buitre devorador.


    ma primera del poema, que es la que Verlaine reprodujo; la posterior rectificación hecha por Mallarmé altera muchos versos y modifica bastantes imágenes y conceptos.—(N..del T.)

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