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El remedio del amor

mismo nombre variando la primer sílaba; exijo que Aquiles me la ceda de buen grado, poniéndose en lo justo; de lo contrario sentirá la fuerza de mi poder. Aqueos, si alguien de vosotros vitupera mi resolución, sabrá lo que vale el cetro empuñado por mi mano vigorosa; pues si siendo yo el rey no consigo que Briseida participe de mi lecho, habré de dar licencia a Tersites para que me suplante en el reino.» Así dijo, recibió a esta joven en compensación de la primera, y olvidó la antigua cuita en sus brazos amorosos; del mismo modo, imitando a Agamenón, abrásate en dos llamas a la vez, y que tu pecho se divida entre dos mujeres. ¿Dónde encontrarlas?, me preguntas. Anda, déjate guiar por mis reglas, y bien pronto tu nave se llenará de lindas jóvenes.

Si mis preceptos se estiman de algún valor, y Apolo por mi boca enseña algo que sea útil a los mortales, aunque te tuestes, desdichado, en el fuego del Etua, haz por aparecer en presencia de tu amada más frío que el hielo; simula hallarte sano aunque te aflija la dolencia, y ríe estrepitosamente cuando tengas motivos para llorar. No te ordeno romper los lazos que te sujetan en los críticos momentos de la exaltación desbordada, no soy capaz de imponerte leyes tan duras, sino que disfraces tus sentimientos, que afectes haber recuperado la tranquilidad, y lo que finjas bien hoy, mañana será una verdad. Cien veces, por evitar la embriaguez, quise parecer dormido, y fingiendo dormir, acabé por rendirme al sueño; y me reí otras tantas del mancebo que se engañaba a sí mismo fingiéndose enamorado, y caía pre-