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El remedio del amor

vecha, pues, la fuerza del número, reune las advertencias que te dirijo, y forma con todas un haz apretado. Mas como son tan distintos los caracteres y fisonomías de las personas, no todas se han de guiar por mis prevenciones. El hecho que no ofende a tu conciencia, a juicio de otro acaso constituye un delito. Éste sintió paralizarse su amor en mitad de la carrera, porque el cuerpo desnudo de su amiga dejó al descubierto las partes vergonzosas, aquél porque al incorporarse cansada de los deleites de Venus notó señales repulsivas en el inmundo lecho. Los que pudisteis mudar de conducta por tan leves motivos, jugabais con el fuego: tan débil era la llama que encendía vuestros pechos. Mas que el niño alado ponga bien tirante la cuerda de su arco; presto la turba de los heridos vendrá a pedir eficacísimos auxilios. ¿Qué diré del que se oculta y sorprende a su amada en el momento de hacer sus necesidades, y ve lo que la decencia siempre ha prohibido que se vea? No quieran los dioses que aconsejemos a nadie este atrevimiento; tales recursos, aunque provechosos, no deben ponerse en práctica; pero apruebo que tengáis al mismo tiempo dos queridas, y el que pueda aumentar el número aun se sentirá más fuerte. Cuando la inclinación se divide entre dos personas, la influencia de la una debilita el poder de la otra. Los ríos caudalosos menguan divididos en multitud de arroyos, y la llama se extingue quitándole la leña de que se alimenta. Una áncora no basta a sujetar las barnizadas naves, ni un solo anzuelo a quien pesca en las corrientes aguas. El que de antemano se preparó un

Tomo I.
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