Página:Los poemas éroticos de Ovidio - Tomo I - Biblioteca Clásica CCXXXIX.pdf/324

Esta página ha sido corregida
319
El remedio del amor

La envidia persigue al que descuella, los vientos alborotan las alturas, y los rayos fulminantes de Jove hieren las cumbres elevadas. Tú, censor adusto, que te escandalizas de mi licencia, si tienes un adarme de sentido, aprende a juzgar las cosas en su justo valor. Las guerras heroicas piden el metro del cantor Meonio, que no se acomoda a la expansión de las delicias voluptuosas. El tono de la tragedia es robusto; a su fuerza conviene el elevado coturno; al zueco de la comedia sienta mejor un estilo llano. El yambo libre por demás, ora rápido, ora arrastrando el último pie, láncese como un dardo contra los enemigos; la blanda elegía cante los amores provistos de la aljaba, y como dulce amiga retoce a su capricho. La fama de Aquiles rechaza los versos de Calímaco, y Cidipe no merece los cantos de Homero. ¿Quién sufrirá que Tais represente el papel de Andrómaca? Pues lo mismo desatina el que da a Andrómaca el papel de Tais. Tais inspira mis cantos que rebosan libertad. Renuncio a la venda de las vestales; Tais es mi heroína. Si mi numen responde a la alegría del asunto, logré la victoria, y faltarán al acusador las pruebas de mi delito.

Revienta de despecho, mordaz envidia; ya he conquistado gran fama, y aun será mayor si continúo del modo que comencé. Te apresuras demasiado; como yo viva tendrás que dolerte en mil ocasiones, porque en mi cerebro bullen proyectos de otros muchos poemas. Amo la gloria, y el honor conquistado estimula mi genio. Nada más se fatiga mi.corcel al comenzar la ascensión de la montaña. La elegía se