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LOS PESCADORES DE TRÉPANG

algo resentido ... Tú sabes muy bien que la carena de estos barcos no es tan segura como la de los europeos.

—También eso es verdad, señor Cornelio. Todos los juncos chinos, lo mismo los grandes, que llaman ts-as-ch'wan, que los pequeños, o towmang, o que los de solo un palo, o ta-yü-ch'wang, suelen estar mal construídos. Muchos de ellos, a lo que se dice, no pueden afrontar los peligrosos bajíos del mar de la China. Aun se añade que sólo el departamento marítimo de Cantón pierde anualmente sobre diez mil marinos a causa de la mala construcción de los barcos chinos.

—Lo cual no es nada halagüeño para nosotros, tripulantes del Hai-Nam.

—Ya os he dicho que nuestro junco es de los mejores, y que tiene muy buena arboladura y que la maniobra puede hacerse muy fácilmente. Vuestro tío no habría consentido en tomar el mando de una almadía.

—¡Eh, Van-Horn!—gritó en aquel momento el Capitán, que seguía en el timón—. ¿No te parece que el junco está algo tumbado de estribor?

El marino, sorprendido por aquella pregunta, miró al puente y se convenció de que, en efecto, el barco estaba inclinado de estribor, cuando, por la posición de las velas, debiera inclinarse del lado contrario.

—¡Esto es raro!—exclamó—. Si llevásemos carga se diría que estaba mal estibada, pero no hay siquiera una tonelada de lastre.

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