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sentaron , hizo levantar una grande pira, y mandó que le pusiesen encima de ella cargado de prisiones, y á su lado catorce mancebos lydios, ya ſuese con ánimo de sacrifi carle a alguno de los dioses como primicias de su botin , ya para concluir algun voto ofrecido, o quizá habiendo oido decir que Creso era muy religioso , queria probar si alguns deidad le libertaba de ser quemado vivo : de Creso cuentan quc , viéndose sobre la pira , todo el horror de su situacion no pudo impedir que le viniese á la memoria el dicho de Solon , que parecia ser para él un aviso del cielo, de que nadie de los mortales en vida era feliz . Lo mismo fué asal tarle este pensamiento , que como si volviera de un largo desmayo exclamó por tres veces:-Oh Solon!» con un profundo suspiro . Oyéndolo el rey de Persia , mandó á los intérpretes le preguntasen quién era aquel á quien invo caba . Pero él no desplegó sus labios , hasta que forzado á rusponder , dijo : — « Es aquel que yo deseara tratasen todos los soberanos de la tierra , más bien que poseer inmensos lesoros .» Y como con estas expresiones vagas no satisfi ciera á los intérpretes, le volvicron á preguntar , y él, vién dose apretado por las voces y alboroto de los circunstantes, les dijo : que un tiempo el Ateniense Solon habia venido á Sardes, y despues de haber contemplado toda su opulen cia , sin hacer caso de ella le manifestó cuanto le estaba pa sando, y le dijo cosas que no sólo interesaban á él sino á todo el género humano , y muy particularmente a aquellos que se consideran ſelices. Entretanto la pira , prendida la llama en sus extremidades, comenzaba á arder; pero Cyro luego que oyó á los intérpretes el discurso de Creso , al punto mudó de resolucion, reflexionando ser hombre mor tal, y no deber por lo mismo entregar á las llamas á otro hombre, poco antes igual suyo en grandeza y prosperidad. Temió tambien la venganza divina y la facilidad con que las cosas humanas se mudan y trastornan . Poseido de estas ideas, manda inmediatamente apagar el fuego y bajar á