CLII. Eldesgraciado Psamético , cuyo padre, Neco, habia
sido muerto por orden del Etiope Sabacon[1], se habia ya
visto anteriormente precisado á refugiarse en Siria , huyen
do de las manosdel Etiope, hasta que, habiéndose retirado
éste amedrentado por su sueño, fué llamado dtra vez á
Egipto por sus paisanos del distrito de Sais. Y ahora , siendo
ya rey , por la inadvertencia de haber convertido en copa
su casco , sucedióle la segunda desventura de que sus once
colegas en el reino le confinasen en los pantanos del Egip
to . Viéndose, pues, inocente , calumniado y oprimido por la
violencia de sus compañeros, pensó seriamente en vengarse
de sus perseguidores ; y para lograr su intento envió á con
sultar el oráculo de Latona en la ciudad de Butona, al que
miran los Egipcios como el más veridico . Diósele por con
testacion que el socorro y venganza deseada le vendrian
por el mar, cuando a las costas llegasen unos hombres de
bronce; respuesta que le llenó de desconfianza y abatió las
alas de su corazon por lo ridiculo é imposible de los auxi.
liares que se le prometian . No pasó mucho tiempo, sin em
bargo, que ciertos Jonios y Carios que iban en corso[2]
aportasen al Egipto , obligados de la necesidad . Saltaron
á tierra armados con su arnés de bronce , y un Egipcio que
jamás habia visto tales armaduras, corre hacia los pantanos,
y avisando à Psamético de lo que pasaba, dicele que aca
baban de venir por mar unos hombres de bronce, que sal.
provincia marítima, viéndole floreciente por su comercio y muy
unido con los negociantes extranjeros.
- ↑ No consta cuál fuese el grado de Neco , si soberano ó vasa llo, simagistrado ó particular; pero la retirada de su hijo á Siria hace conjeturar que sería principe de alguna provincia de Egipto .
- ↑ La piratería fué una profesion antiquisima en los mares de Grecia y del Asia monor, ni se reputaba infame, segun el testimo nio de Tucidides, quien la atribuye, parte á la oportunidad del mar, parte á la pobreza de los habitantes , parte á la independen cia de aquellos pequeños Estados, de la cual nacia la impunidad de los corsarias. TOMO I.