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ras se preparaba para guerrear á pié firme. Mardonio fué, el único que, teniendo muy conocido su modo de pensar, entendió de lleno sus designios. Almismo tiempo que esto hacia Jerges, envió á los Persas un correo con la noticia de la desgracia y derrota padecida.

XCVIII. Yo no sé que pueda hallarse de nubes abajo cosa más expedita nimás veloz que esta especie de cor reos que han inventado los Persas[1], pues se dice que cuantas son en todo el viaje las jornadas, tantos son los caballos y hombres apostados á trechos para correr cada cual una jornada, asi hombre como caballo , á cuyas poslas. de caballería ni la nieve, ni la lluvia , ni el calor del sol; ni la noche las detiene, para que dejen de hacer con toda bree vedad el camino que les está señalado. El primero de di chos correos pasa las órdenes ó recados al segundo, el se gundo al tercero , y así por su orden de correo en correo, de un modo semejante al que en las fiestas de Vulcano usan los Griegos en la corrida de sus lámparas. Elnombre que dan los Persas á esta corrida de postas de á caballo es el de Angareyo .

XCIX. Llegado á Sasa aquel primer aviso de quo Jerges habia'ya tomado á Atenas, causó tanta alegría en los Per. sas que se habian alli quedado, que en señalde ella no sólo enramaron de arrayan tod las calles y las perſumaron con preciosos aromas, sino que la celebraron con sacri ficios y regocijos particulares. Pero cuando les llegó el segundo aviso , fué tanta la perturbacion , que rasgando to dos sus vestidos, reventaban en un grito y llanto deshe cho , echando la culpa de todo á Mardonio , no tanto por la


  1. Fué esta invencion introducida por el gran Ciro. Mas expe dito medio fuera aún para comunicar una noticia apostar de tro cho en trecho algunos hombres de robustos pulmones que hicie ran correr la voz, como dice Cleomedes los tenía Jerges , por cuyo medio súpose su desgracia en lo interior de la Persia en el tér mino de dos dias.