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sion:-ipor qué no le habrá ocurrido eso al padre Cristóbal?

—Sf, le habrá ocurrido,-respondió Inés:-vaya si le habrá ocurrido; pero no habrá querido decirlo.

—Pero ¿por qué?-preguntaron á la vez los dos jóvenes.

—iPor qué?... ¿por qué?-dijo Inés:-ya que quereis saberlo, porque los religiosos dicen que no es bien hecho.

¿Cómo puede ser que la cosa no esté bien, ni esté bien hecha, cuando está hecha?-dijo Lorenz0.

—Qué quieres que yo te diga,--respondió Inés.-La ley la han hecho otros á su antojo, y nosotros los pobres nada entendemos de eso. Y luégo cuántas veces... Mira, es lo mismo que soplarle á un pobre diablo un puñetazo: ello no es bien hecho; pero dado ya, ni el Pontifice se lo puede quitar de encima.

—Si es cosa mala,-dijo Lucía,-no debe hacerse.

—¿Qué?-dijo Inés: -acaso te querré yo dar un consejo contra la ley de Dios? Si fuera contra la voluntad de tus padres, para casarte con un mala cabeza, ya lo entiendo; péro estando yo contenta, y para casarte con este muchacho y oponerse á la violencia de un bribon... quizá el mismo señor Cura...

—Vaya, vaya,--interrumpió Lorenzo,-la cosa es más clara que la luz del sol.

—No conviene-continuó Inés-hablar de eso al padre Cristóbal ántes de hacer la cosa; pero hecha y logrado el intento, qué piensas tú que dirá el Padre? Te dirá: «Hija mia, el desliz ha sido gordo, pero ya está hecho.» Los religiosos deben hablar así; pero no dudes rior se alegrará mucho.

Lucía, sin encontrar qué responder á semejante razonamiento, no parecia muy satisfecha; pero Lorenzo enteramente alentado, dijo:

—Siendo así, la cosa está concluida.

—Poco á poco,-dijo Inés:-y los testigos? Y el modo de coger deseuidado al señor Cura, que hace dos dias que no sale de casa? ¿Y detenerle? que aunque es algo pesado, al veros, y al conocer vuestra intencion, se pondrá más ligero que un gato, y escapará como el demonio del agua bendita.

—Ya he encontrado yo el medio; ya lo he encontrado,- dijo Lorenzo, pegando una puñada tan fuerte en la mesa, que bizo saltar los platos dispuestos para la comida.

Y expuso en seguida su pensamiento, que aprobó Inés en todas sus partesque en su inte-