Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/102

Esta página no ha sido corregida
— 90 —

bre grande, un literatazo de la antigüedad: es un hombre de esos; pero ¡quién diablos sería! Tan léjos estaba el pobre hombre de prever la tormenta que se fraguaba contra su cabeza.

Conviene saber que D. Abundo acostumbraba leer cada dia unos cuantos renglones, y un cura vecino suyo, que tenía cierto número de libros, solia prestarle algunos, dåndole el primero que le venía á la mano. Aquel sobre que estaba cavilando entónces D. Abundo, convaleciente de la calentura del susto, 6 por mejor decir, ya más curado de lo que aparentaba, era un panegírico que en alabanza de San Cárlos Borromeo se dijo con énfasis y se oyó con admiracion en la catedral de Milan dos años ántes. En él se comparaba el Santo con Arquímedes en cuanto al estudio; y hasta aquí no habia hallado tropiezo D. Abundo, porque Arquímedes hizo tales cosas, y tanto se ha hablado de su sabiduría, que para tener noticia de él no es necesaria una erudicion muy vasta. Despues de Arquímedes seguia el orador la comparacion con Carneades, y aquí el lector se hallaba atolado. En esto fué cuando Perpetua anunció la visita de Antoñuelo.

—A estas horas?-exclamó tambien, como era natural, D. Abundo.

—¿Qué quiere usted? esas gentes no tienen tino; pero si no se le coge al vuelo...

—Seguramente que si no le pesco ahora, quién sabe cuándo le echaré la vista eneima?.Dile que éntre... Oye, ¿estás segura que es Antoñuelo?

—Vaya,-respondió Perpetua, bajando la escalera.

Abrió la puerta y dijo:

—¿Dónde estás? Presentóse entónces Antoñuelo, y al mismo tiempo se dejó ver Inés, saludando á Perpetua por su nombre.

—Buenas noches, Inés!-contestó Perpetua.-De dónde se viene á estas horas?

—Vengo-respondió Inés-de la aldea inmediata... Y si usted supiera... Justamente por usted me he detenido tan tarde.

—Por mí! ¿Y cómo?-preguntó Perpetua.

Y vuelta á los dos hermanos:

—Entrad,-dijo,-que allá voy luégo.

—Una mujer-prosiguió Inés-de las que todo se lo quieren saber y nada saben... ¿Creerá usted? estaba empeñada en sostener que usted no se habia casado con Pepe Suela-vieja ni con Anselmo Longuiña porque ellos no 1