Página:Los espectros (1919).djvu/86

Esta página ha sido validada
86
 

—¡Pero si nosotras no estamos nada orgullosas de nuestro oficio! No hay por qué estarlo...

—...Mientras que usted, en su orgullo, se mezcla en las decisiones del Juez Supremo y se atreve a apartarse de la Santa Iglesia Ortodoxa. ¿Usted conoce los símbolos de la fe?

—No.

—¿Pero cree usted en Nuestro Señor Jesucristo?

—¿No he de creer?

—Pues todo el que cree en Nuestro Señor debe ser considerado cristiano.

El presidente se juzgó en el deber de apoyar al sacerdote:

—Perfectamente—dijo—. ¿Comprende usted? Basta creer en Nuestro Señor Jesucristo...

—¡No, no!—repuso firmemente Karaulova—. Puedo creer todo lo que quiera; pero con este oficio... Si yo fuera cristiana, no haría las cosas que hago. Ni siquiera rezo.

—¡Es verdad!—afirmó su amiga Pustochkina—. No reza nunca. Cuando hace poco trajeron a nuestra casa un icono, se marchó para no asistir a la ceremonia. Nuestros esfuerzos para retenerla fueron inútiles. ¿Qué se le va a hacer? ¡Es así, señores jueces! Ella es la primera víctima de su carácter.

—Nuestro Señor Jesucristo—continuó el sacerdote—perdonó a la mujer perversa cuando se arrepintió.

—Pero yo no me he arrepentido.