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En los criados, y entrando
Mas adentro, no reserva
Pintado halcon, que las aves
Descubre en ruda floresta,
Maniatado bruto, á quien
Regaló mano grosera,
Temporal ave, que canta
En la infancia de la selva;
Y llegando hasta una cuadra,
Donde mis pestañas negras
Iban ensartando el llanto,
Que se quejaba en mi pena,
Quiere darme muerte; y yo.
Porque no se compadezca
De mi llanto, doy al rostro
Esa blanca usada tela,
A quien ocupa el dolor,
Y la inventó la limpieza.
Con el acero me busca,
Y con la mano siniestra
Quita el cambray de mis ojos;
Y no los ha visto apenas,
Cuando dejó en el amago
A la ejecucion perpleja.
En fin se fue (piedad suya),
Ó fuese verme tan muerta,
Que estaba inútil su acero.
No estando ociosa mi pena,
Ó fuese verme rendida,
Ó fuese, porque es nobleza
Del rayo no emplear iras,
Donde faltan resistencias,
Ó fuese por mi hermosura,
Ó porque (aunque no la tenga)
No se hacen todos los ojos
Á la luz de la belleza;
Ó fue, que sé yo porque,
Que siempre en estas materias
Aquello que no se sabe
Es aquello que mas prenda.
Apagar hizo aquel odio,
Que ardiendo en nobles centellas