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ANDERSEN.

por séres particulares, dríadas, una ninfa que nace con el árbol y con él muere. En efecto, en lo más elevarlo, en un hueco del tronco, se hallaba una jóven de una belleza sobrenatural, lo que no impidió que diese un grito de espanto al verme. Como todas las mujeres tenía miedo de los ratones; sabía ademas que habria podido roer la corteza del árbol al que estaba unida su existencia. La dije afectuosas palabras y la tranquilicé sobre mis intenciones; me tomó entonces en una mano y me acarició con dulzura. Le conté el porqué de mi viaje y me prometió que tal vez aquella misma noche poseeria una de las dos cualidades que me faltaban para ser poetisa.

« El hermoso Fantasio, dijo, el dios de la imaginacion, viene á posarse á menudo en este tronco nudoso que ama por su robustez, sus fuertes raíces y la majestuosa corona que en invierno reta las nieves y la intemperie, y en verano forma este soberbio dosel de follaje desde donde se domina el paisaje que tienes á la vista. Los pájaros cuentan sus aventuras, y la cigüeña que tiene colgado su nido en la única rama seca, habla de las maravillas del país de las pirámides.

» Todo eso agrada á Fántasio; tambien le gusta oirme contar el relato de mi vida, desde la época en que la encina era un pequeño arbusto; todo le