determina con un número de órden y la reina posee el número uno. Su parecer es el solo verdadero; posee la ciencia infusa y no tardé en saberlo. Esto era de la mayor importancia para mí, y sólo tenía que descubrir á la reina entre aquella infinidad de animalitos.
Oí mencionar algunas de sus ocurrencias que debian ser el sumo de la razon, pues á mí me parecieron absurdas. Pretendia que su hormiguero era lo que habia de más elevado en el mundo, y que ella era más alta que las más altas montañas. Empero, al lado había un árbol que sobresalía por lo ménos de cien piés, pero nunca se hablaba de él, y como las hormigas son ciegas, el dicho de la reina pasaba por la pura verdad.
Una tarde, una hormiga extraviada subió al árbol y, sin llegar á la copa, llegó bastante arriba, mas alto que ninguna de sus hermanas había subido nunca. Cuando volvió habló de su ascension y declaró que el árbol la parecia mucho más elevado que el hormiguero, lo que fué considerado como un insulto á la comunidad y la pobre hormiga fué condenada á los trabajos más penosos, como tirar de los insectos muertos, etc.
Pero, algua tiempo despues, otra hormiga se perdió árbol arriba. De regreso al hogar habló de su excursión con prudencia y anfibología, dejando