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LOS RESTOS INDÍGENAS

tral del país, que los araucanos llamaban hueullu, cuyo uso indiscutiblemente era para dar peso á los palos con que cavaban la tierra; huesos de aves marítimas y ejemplares de algunos moluscos, de los cuales merecen notarse los siguientes:

1. Chaina pellucida, cuyo radio de vida se limita hoy desde Iquique á Coquimbo y Juan Fernández.

2. Fissurella máxima, en ejemplares de tamaño muy grande, que en Chiloé llaman mañehues.

3. Pecten purpuratus, llamado vulgarmente ostión, que hoy sólo vive de Coquimbo al norte.

Los demás objetos hallados en la gruta son las puntas de flechas que reproducimos en la plancha primera.

En la segunda hemos dado cabida á las que se han encontrado en el lugar, fuera de la gruta. Todas son de propiedad del señor Ross.

Esas puntas de flechas pertenecen á las diferentes variedades de cuarzo, excepto el número 10 de la lámina I y los números 1, 3 y 6 de la de lámina II. Entre las puntas de cuarzo, los números 4, 7, 12, 13 y 16 de la lámina I y todas las demás de la lámina II (excepto la número 9, que es de calcedonia) son de la variedad de cuarzo llamada piedra lidia, lidita ó piedra de toque.

La lidita, como se sabe, es muy abundante en la cordillera, hallándose casi siempre dividida en fragmentos sumamente agudos y de cantos cortantes. En las partes bajas de las cordilleras no escasean las demás variedades de cuarzo y llegan en las cajas de los ríos hasta la costa arrastradas por las aguas.

Los restos humanos que logré recoger fueron varios, debiendo mencionar especialmente un fémur del lado derecho, al cual le falta el cóndilo; mide 38 centímetros, al paso que el mismo hueso del esqueleto del araucano que existe en el Museo Nacional alcanza á 0.395 milímetros. Ese fémur ha pertenecido, por consiguiente, á un individuo cuando más de regular estatura.

El estado en que encontré el cráneo no permite hacer su