CANTO
21
I.
ardid que podrá satisfacerte. Tal es
un piloto
cienes
de que les propor-
el
astuto, dispuesto para cualquier engaño,
y
tan diestro que los conduzca á donde queden destrozados,
muertos
ó perdidos.»
Apenas acabó
el fingido viejo este discurso,
abrazóle el
Moro, avezado y ducho en semejantes casos, agradeciéndole infinito su consejo; y en seguida hizo los preparatipara que
vos de guerra necesarios,
buscar
Portugueses se
los
les convirtiera
Además, para que nada buscó
un
sa,
fiarse la parte
y
escollos tales,
que
roja.
faltase á su criminal proyecto,
malo,
lo
más importante de
encargándole que condujera
costas
en sangre
moro, astuto, apto para todo
piloto
quien pudiera
agua que fueran á
el
si
al
la
y
á
empre-
Lusitano por mares,
de unos
salia ileso
y bien
li-
brado, fuera á precipitarse en otros de donde no pudiese salir
nunca.
El encendido rayo de Apolo visitaba ya los montes Nabateos tierra
(1),
en busca de agua
los botes
que
Gama
cuando
les
como
los soldados
fuese conocida de
si
esperaba
reunia á su gente para bajar á iban apercibidos en
antemano
podian sospecharlo fácilmente
traición
la
que
los
presagios del corazón rara vez engañan.
Además, Vasco habia enviado poco antes á buscar el piloto que necesitaba, á cuya demanda recibió una respuesta en son de guerra; tono
que presumía: por quien se
fia
como podia en
más
esta razón,
un
de
el
contrario
y
distante de lo
y por saber cuánto yerra
pérfido adversario, iba tan preparado
los tres
únicos esquifes que
le
acompaña-
ban.
Mientras tanto
l'*
Montañas de
la
los
Arabia,
moros recorrían
la
playa armados con ^