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LOS
ras
(1),
LUSIADAS.
balas de duro metal
espingardas de acero
,
,
arcos,
y puntiagudos chuzos. bombas, y las ollas de azufre, que
sagitíferas aljabas, partesanas
Enséñanle además
las
tanto estrago causan
Vulcano
(2)
Gama no
pero
ensayaran
los efectos
de estos proyectiles dan-
do fuego á las terribles bombardas
magnánimo y
permitió que los de
,
porque un corazón
valiente se resiste á hacer alarde de su po-
y medrosas gentes
der entre pocas
pues es vileza ostentar
y con sobrada razón, de un león entre tímidas
las fuerzas
,
ovejuelas.
El Moro, que
iba
lo
examinando todo con prolija alma cierto
ción, sintió nacer en lo profundo de su
atenodio,
que supo, sin embargo, ocultar de modo que no trasluciera en su rostro antes al contrario, procierta malevolencia
púsose seguir tratando á los portugueses con toda amabilidad,
y siempre con
hasta que llegara
en los labios y fingida alegría, momento oportuno de realizar lo que
la sonrisa el
meditaba. Pidióle el Capitán pilotos
que dirigiesen su rumbo á
la
India, ofreciendo lucrativa recompensa al que le prestase tal
servicio. Prometióselos el
Moro, aunque, instigado por
su dañada intención
y
maliciosa envidia, antes consentiría
en darle
si
pudiera, que los pilotos que recla-
la
muerte,
maba. ¡Tan grande fué los
navegantes,
que nos enseñó
al
el
odio
Vestidura
de David! ¡Oh sublimes
[2)
que
los
Los aiiilicros.
y
misterio-
hombres jamás han
ccmpucsta de mnclias h.njnelas de
pescado.
sintió hacia
saber que eran partidarios de la verdad
el hijo
sos secretos del Ser Eterno,
(1)
y animosidad que
rr.eíal '
,
pe-
en forma de escamas de