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En su continuo roce con los españoles, en paz ó en guerra, los araucanos aprendieron el manejo de las armas blancas y más que todo montar á caballo, lo que ayudó á su natural inclinación de "domar á extrañas gentes". El araucano, jinete, evolucionó invadiendo y subyugando las comarcas limítrofes. De no ocurrir los españoles, es indudable que el poder araucano se hubiera extendido por toda la Patagonia, Desde luego eran más civilizados que el resto de la indiada de esta península.

No es fácil clasificar etnográficamente los indios patagónicos del siglo xvii, pues los mismos autores jesuítas de Chile disienten en sus pareceres. El informe que parece más autorizado es el del maestre de campo de La Concepción, D. Jerónimo Pietas, sobre los indios pertenecientes á la jurisdicción de Chile, informe examinado y aprobado por una junta especial de personas muy conocedoras de los indios y que mereció la aprobación del Consejo de Indias en 1723.

Pietas cita á los araucanos, pehuenches, puelches, poyas, hullipoyas, chonos y cancahues, cuya ubicación era la siguiente, concretándonos á aquellos que suenan en la leyenda de los Césares:

Los araucanos entre Bío Bío y el seno de Reloncaví.