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Cayo Cornelio Tácito.

provincia y de la Grecia para discurrir mucho sobre este milagro. Pláceme el contar las cosas en que todos concuerdan y muchas en que difieren, las cuales no son del todo indignas de ser sabidas. Que sea este animal consagrado al sol, y que en el pico y en el color de las plumas sea diverso de las demás aves, concuerdan todos los que de él escriben. Cuanto al número de los años, lo escriben variamente. Algunos afirman de mil cuatrocientos y sesenta y uno; pero la más común opinión es que se ve cada quinientos. Vióse la primer vez en tiempo de Sesostris, la segunda de Amasis, la tercera de Tolomeo, que fué también el tercero rey Macedón, en una ciudad llamada Heliópolis, volando con una gran handa de otras aves que seguían la maravilla de aquel nuevo aspecto. Mas son obscuras las cosas de la antigüedad. Entre Tolomeo y Tiberio corrieron menos de doscientos y cincuenta años, de que resultó la opinión de algunos que ésta no fué verdadera fénix, ni venida de Arabia, no concurriendo en ella ninguna cosa de las que las memorias antiguas dicen que concurren en las otras; porque fenecido el número de sus años y acercándose á la muerte, suele hacer un nido en su patria, echa en él su virtud generativa, de donde nace su cría; el cual, ante todas cosas, toma á su cargo el cuidado de sepultar á su padre; mas no lo hace acaso, antes tomando un pedazo de mirra y llevándolo un largo viaje, si se siente capaz de aquel peso y de aquel camino, toma sobre sí á su padre, y llevándolo al altar del sol, quemándolo allí, lo sacrifica; cosas ni ciertas de suyo, y aumentadas con fábulas. Mas lo construye un nido de plantas aromáticas, que expone á los rayos del sol y en cuyas llamas se consume. En el apartado en que habla de esa ave Tácito parece haberse complacido en repetir cuanto acerca de ella se sabía ó se creía saber en su tiempo, y si bien reconoce que hay mucho de fabuloso en lo que de la misma se refiere, se ve que creía en su existencia. Tan cierto es que hasta las inteligencias más privilegiadas pagan tributo á los errores y preocupaciones de la época en que viven.