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Cayo Cornelio Tácito.

por su bien pensada lisonja, y el ser privado luego del oficio de senador, y poco después echado de Italia. Y porque se dijo que sufría fácilmente el destierro, habiendo escogido el residir en Lesbos, isla noble y amena, fué vuelto á Roma y guardado en las casas de los magisrados (1). Con las mismas cartas y con gran gusto de todo el senado barajó César también á Sexto Pagoniano, varón pretorio, llamándolo arrogante, mal intencionado, curioso, especulador de los secretos ajenos, y escogido de Seyano para poner asechanzas á Cayo César. Descubierto esto, se descubrieron también los rencores concebidos de antes, y hubiera sido condenado á muerte, si no se dejara entender que tenía una acusación, como después se declaró, contra Catinio Laciar, aborrecidos igualmente el acusador y el reo; con quo dieIron gratísimo espectáculo. Laciar, como he dicho, fué el primer autor de la caída de Ticio Sabino, y el primero también á pagar la pena.

Entretanto, Haterio Agripa reprendió á los cónsules del año antecedente, porque habiéndose acusado el uno al otro callaban entrambos. El miedo y la conciencia cargada, decía él, los ha hecho conciliar entre sí; mas no conviene ni se puede disimular una cosa, oída una vez por los senadores. Régulo dijo que quedaba todavía tiempo para solicitar el castigo de Trión, y que él continuaría su causa delante del principe. Respondió Trión que era mejor olvidarse de los enojos con los colegas y de lo que se habían dicho arrebatados de sus discordias. Mas apretando Agripa, Sanquinio Máximo, varón consular, rogó al senado que no quisiese con nuevos remordimientos aumentar cuidados y dar nuevos disgustos al príncipe, el cual, sin otra ayuda, bastaba para poner remedio á mayores inconvenientes. De (1) A veces se encerraba á las personas de distinción en casa y bajo la vigilancia de los magistrados, y hasta en la de losparticulares y bajo su responsabilidad.