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Cayo Cornelio Tácito.

En este mismo tiempo tuvieron un gran espanto las provincias de Asia y Acaya, por ocasión de cierta voz que corrió, aunque menos durable que vehemente, de que Druso, hijo de Germánico, había sido visto en las islas Cicladas, y después en tierra firme. Era este un mozo de la misma edad que Druso, á quien seguían engañosamente algunos libertos de César fingiendo haberle conocido. Los que nunca vieron á Druso, y los Griegos inclinados á novedades y á milagros, venían llamados de la fama de aquel nombre, fingiendo unos y creyendo otros á un mismo tiempo que, escapado de las prisiones, iba á los ejércitos de su padre para asaltar á Egipto ó á Siria. Ya tenía el concurso de la juventud, ya comenzaba á ser honrado con públicos cumplimientos, alegre del estado presente y lleno de vanas esperanzas, cuando fué acusado á Popeo Sabino. El cual, . teniendo á su cargo entonces á Macedonia, cuidaba también de las cosas de Acaya. Para prevenir, pues, á la nueva, ó verdadera ó falsa que fuese; pasados con diligencia los golfos de Toron y de Termes, y dejando tras sí á Eubea, isla en el mar Egeo, el Pireo de Atenas y las playas de Corinto, entrando en el otro mar, atravesada la estrechura del Istmo, llegó á Nicopoli, colonia de Romanos: donde entendió finalmente..... y preguntado con mayor diligencia quién era, dijo ser hijo de Marco Silano, y que desamparado de muchos de sus secuaces, se había embarcado como para pasar á Italia. Escribiólo todo á Tiberio: ni del principio ni del fin de este suceso habemos hallado otra cosa.

A la fin de este año acabó de declararse del todo la discordia entre los cónsules, disimulada largo tiempo. Porque Trión, fácil en ganar enemistades y curtido en pleitos, había indirectamente culpado á Régulo de negligencia en el oprimir los ministros de Seyano. Régulo, acostumbrado á conservar su modestia en todas ocasiones, salvo cuando era provocado, no contento con rebatir á su colega, pasó hasta á llamarle á juicio, como cómplice en la conjuración;