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Cayo Cornelio Tácito.

»nacida de la sangre celeste, siente bien mis peligros y »participa de mis miserias. Sin justicia es proceder contra »Pulcra, parando todos sus delitos en sólo haber tenido pamor á Agripina, si ya no lo es la imprudencia con que »se ha olvidado del reciente ejemplo de Sosia, afligida por »la misma causa.» Sacaron estas razones de aquel pecho hondo y escondido unas claras y descubiertas palabras, pocas veces dichas por él; y reprendiéndola ásperamente, la amonestó con un verse griego, que dice en sustancia: ¿Por qué te das por ofendida; por qué no reinas? Pulcra y Furnio quedaron condenados, y Afro añadido al número de los principales oradores, divulgado su buen ingenio, y siguiendo el testimonio de César, que le aprobó por famoso en su profesión. Fué después en el acusar y en el defender los reos loado más de elocuencia que de bondad; hasta que la demasiada vejez le quitó también mucha parte de ella, mientras pudiendo conocer la flaqueza de su sujeto, no supo tener paciencia de callar.

Mas Agripina, tenaz en su enojo, enfermando y siendo visitada de César, prorrumpió luego en lágrimas, y estuvo un rato sin poder hablar palabra. Después, haciendo una mezcla de quejas, de enojos y de ruegos, comienza á anteponerle aque quiera remediar su soledad con darle marido; que se hallaba todavía en edad conveniente para ello, y con sólo el consuelo de las buenas, que es el matrimonio: que no faltaría en la ciudad quien se honrase de recibir la mujer de Germánico y sus hijos, y de mirar por ellos.» Mas César, conociendo de la consecuencia que era para la república aquella demanda, por no darse por ofendido niconfesar el temor, sin embargo de la mucha instancia que hacía por respuesta, la dejó sin ella. Yo he hallado esta particularidad, que no especificaron los demás escritores en sus anales, en los comentarios que su hija Agripina, madre de Nerón, emperador, dejó á sus descendientes de los sucesos suyos y de su casa.