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Cayo Cornelio Tácito.

púrpura bordada de oro, antiguos dones de los senadores romanos, con título de rey, de compañero y de amigo.

En el mismo verano la semilla de un levantamiento de esclavos movido en Italia fué oprimida de la buena fortuna. Autor de este tumulto fué Tito Curtisio, ya en otro tiempo soldado pretoriano, primero con secretas juntas en Brindis y en las tierras vecinas, después con publicar carteles llamando á la libertad á los esclavos rústicos y fieros, que estaban esparcidos hasta por los bosques más apartados; cuando casi por merced de los dioses, tres fustas de á dos remos por banco que se tenían en aquel mar por la comodidad de los pasajeros, tomaron puerto en Brindis.

Hallábase en aquellas partes Curcio Lupo, cuestor, á quien, conforme á la antigua costumbre, había tocado la provincia llamada Cales. Este, valiéndose de los soldados y gente de las dichas fustas, apagó á su principio el fuego de aquella sedición. Sabida por Tiberio la primer nueva, envió á Estayo, tribuno, con buen golpe de gente, el cual trujo en prisión á Roma al capitán y á los más principales fautores de aquel atrevimiento, sacando á la ciudad de un temor harto grande en que estaba por el gran número de escla vos, que de cada día iba creciendo, al paso que faltaba la gente libre (1).

En este mismo consulado sucedió un caso extraño, miserable y cruel. Son traídos al senado un padre y un hijo, el padre reo y el hijo acusador, entrambos de un mismo nombre de Quinto Vivio Sereno. El reo, llegado en aquel punto de su destierro, macilento y roto, en cadena entonces, mientras su hijo informaba contra él. El hijo con ricas vestiduras, y mostrando muy alegre semblante, culpaba al padre de asechanzas contra el principe, y de haber en(1) Véase en la traducción de Burnouf, tomo II, pág. 412 y 413, una larga é interesante nota acerca de la disminució de la población libre y sus causas.