Página:Los Anales de Cayo Cornelio Tácito. Tomo I (1890).pdf/224

Esta página no ha sido corregida
206
Cayo Cornelio Tácito.

quietud se le juntaban con facilidad: porque César, después de las facciones de Bleso, como si no quedaran enemigos en África, había sacado la legión nueve. Ni el procónsul de aquel año, Publio Dolabela, se había atrevido á detenerla, temiendo más el contravenir á los mandatos del príncipe que la incertidumbre de la guerra.

Tacfarinas, pues, echando de ver que las tierras y haciendas de los Romanos eran saqueadas en otras partes también por las demás naciones, y que por esta causa poco á poco iban desamparando la provincia de África, protestaba que era ya llegado el tiempo en que le sería fácil el oprimir á los restantes, si resolviéndose en amar más la libertad que la esclavitud se disponía á ello. Aumentado de fuerzas con esto y hechos los alojamientos, se puso á sitiar á Tubusco (1). Mas Dolabela, recogidos los soldados que había, con el terror del nombre romano, porque los Númidas no se atreven á esperar la ordenanza de nuestros infantes, en moviéndose hizo levantar el sitio, y presidiados los lugares oportunos, mandó cortar las cabezas á los principales de los Musulanos que comenzaban á tumultuar.

Después, porque ya había mostrado la experiencia en las guerras pasadas que no convenía seguir con grueso número de gente ni por sola una parte al enemigo inconstante y fiado en su celeridad, Hamando al rey Ptolomeo con sus vasallos, pone en orden cuatro batallones, y distribuídos entre los legados y tribunos, dejando guiar á las cabezas de los Mauros sus tropas de robadores, él con el consejo y con el cuidado acompañaba á todos.

Poco después se supo que los Númidas habían. puesto su alojamiento junto á un castillo medio destruído. llamado Auzea, que había sido quemado ya en otra ocasión por (1) Ciudad de la Mauritania, Cesárea. D'Anville la coloca en un sitio llamado actualmente Burg. en el cantón de Kuko, no lejos del mar.