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Cayo Cornelio Tácito.

infame venida de los Oscos (1), so color de dar algún recreo al vulgo, haya llegado á tener tanta mano, que para refrenarla sea menester la autoridad de todo el senado? Y así entonces fueron echados de Italia los histriones.

En este mismo año tuvo César ocasión de otra nueva tristeza por la muerte de uno de los dos mellizos de Druso, . aunque no la sintió menor por la de un amigo. Fué éste Lucilo Longo, compañero suyo en los gustos y en las tristezas, y el que sólo entre todos los senadores le siguió en la retirada de Rodas. Por esto, sin embargo de ser Lucillo de moderno linaje, se le hicieron funerales como si hubiera sido censor, y se puso su estatua en la plaza de Augusto á gastos públicos, porque hasta entonces se trataban todas las cosas ante los senadores, los cuales hicieron comparecer á Lucilio Capitón, procurador de Asia, á defenderse de los delitos en que le culpaban los pobladores de aquella provincia, con grandes atestaciones del príncipe en que afirmaba no haberle dado autoridad de juzgar, sino de diferencias entre esclavus y libertos, y solicitar la cobranza de sus dineros particulares: que en lo demás, dado que se hubiese usurpado la jurisdicción de pretor ó validose del poder de los soldados, excediendo de ambas cosas á las órdenes que tenía suyas, muy justo era que los confederados fuesen ofdos. Averiguada, pues, la verdad del caso, fué condenado el reo; por cuyo castigo y por el que el año antes se le dió á Silano, decretaron las ciudades de Asia que se dedicase un templo á Tiberio, á su madre y al senado, y en siéndoles concedido, lo edificaron. Por esta causa, Nerón, hijo de Germánico, oró en hacimiento de gracias y alabanza del senado y de su abuelo con grandes muestras de alegría entre los oyentes, pareciéndoles que (1) Esos juegos ó representaciones escénicas se llamaban Atelanas, del nombre de Atela, ciudad de los Oscos, donde habían sido inventadas.