Página:Los Anales de Cayo Cornelio Tácito. Tomo I (1890).pdf/213

Esta página no ha sido corregida
195
Los anales.—Libro IV.

revelada por Apicata, mujer de Seyano, se descubrió con la tortura de Budemo y de Ligdo. Ningún escritor, por poco amigo que fuese de Tiberio, le ha objetado tal cosa, habiéndole inquirido y aplicado todas las demás. He querido referir y reprender esta voz del vulgo, para quitar con este claro ejemplo el crédito á semejantes patrañas, rogando á los que vieren estos mis trabajos que no antepongan á las cosas verdaderas y no corrompidas con maravillas las opiniones vulgares, y, aunque de suyo increíbles, ofdas con gusto y aceptación.

Loando, pues, Tiberio á su hijo en la plaza llamada de los Rostros, el senado y el pueblo tenían en lo exterior hábito y voces de luto y de tristeza, mas interiormente gustaban de ver resucitar la casa de Germánico, á quien este principio de favor y el no saber Agripina disimular sus esperanzas le apresuraron la ruina. Porque Seyano, habiéndole salido bien la muerte de Druso, sin peligro de los conjurados y sin dolor público, enconado en el mal y en la prosperidad de sus primeros sucesos, iba pensado entre sí el modo y la forma con que podía sacar del mundo á los hijos de Germánico, á los cuales tocaba indubitablemente la sucesión. Era imposible atosigar á tres de un golpe, por la fidęlidad grande de las guardas y por la invencible honestidad de Agripina, de cuya sobrada altivez, del odio viejo de Augusta y de las nuevas causas en que se hallaba interesada la conciencia de Livia, se sirvió para hacer creer á César que la soberbia de esta mujer, ayudada de au fecundidad y del favor del pueblo, la hacían demasiado deseosa de mandar. Encaminóse este trato por vía de astu Msimos acusadores, entre los cuales Julio Póstumo, por el adulterio que cometía con Mutilia Prisca, familiarísimo de Augusta, con quien Prisca privaba mucho y á esta ocusa, muy á propósito para efectuar sus designios, hacían de manera que aquella vieja, de su propia naturaleza amiga de reinar, no pudiese sufrir la compañía de su nue