Página:Los Anales de Cayo Cornelio Tácito. Tomo I (1890).pdf/210

Esta página no ha sido corregida
192
Cayo Cornelio Tácito.

se nombrase nadie coadjutor del imperio. «¿Por ventura, decía él, dista mucho este nombre del de compañero? Las primeras esperanzas del mandar son á la verdad dificultosas, mas en tomando pie no faltan ayudas y ministros. El ha hecho á su gusto los alojamientos militares; tiene en su mano el favor de los soldados, vense sus estatuas entre las memorias de Gneo Pompeyo, sus nietos serán comunes con la familia de los Drusos. ¿Qué remedio nos queda ya sino rogar á la diosa Modestia que se contente con esto?» Decía estas y semejantes cosas Druso, no raras veces ni entre pocos; fuera de que hasta sus más íntimos secretos se divulgaban por boca de su infame mujer.

á Y así juzgando Seyano que le convenía solicitar, escogió un veneno de tal calidad que, penetrando poco a poco, hiciese su efecto semejante á las enfermedades casuales.

Este veneno se dió á Druso por medio de Ligdo, eunuco, como se descubrió ocho años después. Tiberio por todosaquellos días que duró la enfermedad de Bruso, quizá por hacer ostentación de la fortaleza de su ánimo, y también después de muerto y antes de que se le diese sepultura, fué al senado y amonestó á los cónsules, los cuales en señal de tristeza se sentaron en los asientos más vulgares y bajos, que se acordasen de su honor y del lugar que ocupaban; y juntamente deshechos en llanto los senadores, venciendo él á los suspiros y á las lágrimas, sin inte—rrumpir su oración los consoló diciendo: «Que sabía bien cuán justamente debía ser reprendido de ellos por venir á su presencia con tan reciente dolor; que era verdad que muchos con aflicción semejante á la suya no podían sufrir las oraciones consolatorias de sus parientes, ni aun mirar la luz del día, sin ser por eso imputados de flaqueza ó falta de corazón; mas que él, como menesteroso de mayor consuelo, se había resuelto en buscarle, abrazando y cuidando de la república. » Lamentada después la excesiva vejez de Augusta, la incapaz y tierna edad de sus nietos: .