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Los anales.—Libro III.

gloria que después de haber domedo tantas y tan fleras naciones, tras tantos triunfos recibidos ó menospreciados en su juventud, quisiese al cabo de su vejez mendigar un premio tan vano por solo un paseo, sin perder apenas de vista los muros de Roma. » En este mismo tiempo pidió al senada que la muerte de Sulpicio Quirino fuese honrada con exequias públicas. No tenía ningún parentesco este Quirino con el antiguo linaje patricio de los Sulpicios, antes era natural del municipio de Lanuvio, soldado diligente, de valor y ejercitado en cosas importantes, hasta que en tiempo de Augusto alcanzó el consulado, y por haber ganado las fortalezas de los Homonadenses (1) en Cilicia, las insignias triunfales: diósele después la dignidad de ayo de Cayo César cuando pasó á las cosas de Armenia, desde honde hizo cuanto pudo por granjear la voluntad de Tiberio, que estaba entonces en Rodas, y de esto dió cuenta César en el senado, alabando las cortesías de Sulpicio para con él, y culpando á Marco Lolio como autor de las maldades y discordias de Cayo Cósar. No era tan grata á los demás la memoria de Quirino, por haber, como he dicho, perseguido á Lepida, y por su viciosa y demasiado poderosa vejez.

A la fin del año Cayo Lutorio Prisco, caballero romano, después de haber compuesto unos famosos versos en que había llorado la muerte de Germánico, y recibide dinero por ello de César, fué acusado de haberla compuesto estando enfermo Druso, para que, sucediendo la muerte, pudiese divulgarla con mayor premio. Habíala leído Lutorio en casa de Publio Petronio, por una vana ostentación, delante de Vitelia, suegra de Petronio, y de otras mujeres ilustres. En presentándose el acusador, amedrentados los que se habían hallado presentes, testificaron cuanto habían (1) Pueblo de la Cilicia Traquea, cuya capital era Homonada, en el día Ermeneck.