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XV De las opiniones políticas de Tácito mucho pudiera decirse, y aun así no resultarían muy claras. Era patricio y estoico, y como tal, aunque sin la exageracion de otros, romano á la antigua y poco amigo del imperio, aunque nada revolucionario ni utopista. Por la plebe sentía profundo desdén: llamábala voltaria é inclinada á la servidumbre, y ligera y funesta en sus amores como en sus odios. Los agitadores de esta plebe, siquiera se llamasen los Gracos, aun le infundían mayor aversion. Más que político, es moralista. Toda iniquidad y tiranía, venga de arriba ó de abajo, del César, del Senado ó de los Tribunos, le parece digna de execración. Para ser del todo justiciero, sólo le faltó ser cristiano. Floreció en una época de decadencia y de transicion, sin fe en lo pasado ni comprensión bastante clara en lo futuro: por eso se extravía á veces en los juicios morales, y en política, como en religión, tiene mas bien aspiraciones y reminiscencias, que ideas claras y bien definidas.

La impresión general que sus escritos dejan es triste, pero reposada y serena.

M. M. P.