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Cayo Cornelio Tácito.

forme le movía la compasión de Germánico, la presente sospecha y el favor de Pisón.

Consultado después entre los legados y los demás senadores que allí se hallaban, á quién había de encargarse el gobierno de Siria, haciendo los demás poca instancia, estuvo un rato la causa entre Vibio Marso y Gneo Sencio: cedió después Marso á Sencio, como á más viejo y como á más violento solicitador. Éste, á instancia de Vitelio y de Veranio, que hacían el proceso contra los tenidos por culpados, envió á Roma á una mujer llamada Martina, tenida por hechicera pública en aquella provincia, muy amada de Plancina.

Mas Agripina, aunque casi consumida en llanto y con poca salud, impaciente á sufrir todo lo que se le difería la venganza, se embarcó con las cenizas de Germánico y con sus hijos; moviendo generalmente á compasión el ver que una mujer de tan gran nobleza, casada tan altamente, acostumbrada á ser vista en tantos actos de regocijo y veneración, iba ahora con aquellas funestas cenizas en el seno, dudosa de su venganza, cuidadosa de sí misma y por infelice fecundidad tantas veces expuesta á las mudanzas de fortuna. Alcanzóle á Pisón el mensajero con el aviso de la muerte de Germánico en la isla de Coó, y recibióle con tan poca templanza, que no se abstuvo de matar víctimas y visitar templos en hacimiento de gracias, no pudiendo disimular el gozo, mejor que Planeina templar su natural insolencia, la cual mudó luego el luto que traía por muerte de una hermana en hábito de alegríalas cenizas de Germánico se encontró su cuerpo intacto, lo cual, según la física de aquellos tiempos, era una prueba incontestable de envenenamiento. I.os acusadores de Tisón se valieron contra él de este argumento, mas se les respondió por una aserción no menos fútil, á saber, que tampoco el fuego consumía el corazón de las personas que habían muerto de consunción, cordiaco morbo. (Burnouf.)