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Los anales.—Libro II.

que hizo lo mismo en Sicilia durante la guerra contra Cartago. Reprendióle Tiberio con dulces palabras lo que miraba al modo de vivir y al traje, pero resintióse ásperamente de que se hubiese atrevido á entrar en Alejandría contra las órdenes de Augusto y sin consentimiento suyo. Porque Augusto, entre otros secretos del estado, había prohibido á senadores y caballeros romanos ilustres el entrar sin su licencia en Egipto, medroso de la facilidad con que so puede ocupar aquella provincia por quien se resolviese en intentarlo, y defenderla con pequeño presidio de gruesos ejércitos, cerrándole los pasos de mar y tierra, con peligro de matar de hambre á Italia.

Mas Germánico, no sabiendo aún que fuese desagradable á Tiberio este viaje, navegaba por el Nilo comenzando desde Canopo. Edificaron esta ciudad los Espartanos en honra de Canopo, piloto de su nave, el cual murió y fué enterrado en aquel puesto cuando Menelao, volviéndose á Grecia, fué de allí arrojado al mar y tierra de Libia. La otra boca del río más cercana á ésta es consagrada á Hércules, nacido entre ellos, como afirman los moradores de aquella tierra, los cuales refieren que después de él fué antigua costumbre honrar con el mismo nombre á los que le eran semejantes en las fuerzas y en el valor. Visto después los grandiosos vestigios de la antigua Tebas, donde para ostentación de su primer grandeza permanecen todavía los soberbios obeliscos, y en ellos esculpidas letras egipcias en que se hace mención de la primer opulencia de esta ciudad, y mandándole á uno de los sacerdotes más viejos que las interpretase, refería haber habido un tiempo en ella seteciertos mil hombres de tomar armas, y que con este ejército conquistó el rey Ramses la Libia, Etiopía, los Medos, Persas, Bactrianos y Escitas, y cuanto habitan los Siros, los Armenios y sus vecinos los Capadocios; extendiendo de allí el imperio hasta los mares de Bitinia y de Licia. Leíanse aún los tributos puestos á aquellos pueblos, el peso de la plata