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Cayo Cornelio Tácito.

antes de llegar á las manos; mas siendo los nuestros tan inferiores en número, no fué dificultoso el inducirlos á la batalla, con la esperanza de la victoria. Y así, metida la legión entre dos cohortes armadas á la ligera, y en los cuernos dos alas de caballería, no rehusó Tacfarinas la batalla, en la cual quedó roto el ejército númida, y célebre por muchos años el nombre de Furio; porque después de aquel restaurador de Roma y su hijo Camilo, había estado en otros linajes la gloria del imperio militar. Ni éste tampoco era tenido en reputación de soldado, á cuya causa celebró Tiberio con mayor prontitud sus hechos en el senado, donde los senadores le decretaron las insignias triunfales, cosa que no dañó á Camilo por su mansedumbre y modestia.

El año siguiente fueron cónsules Tiberio la tercera vez, y Germánico la segunda. Mas Germánico tomó aquel grado en Nicópoli (1), ciudad de Acaya, donde había llegado siguiendo la costa del Ilírico, después de visitar en Dalmacia á su hermano Druso; y habiendo padecido borrasca primero en el Adriático y después en el mar Jonio, gastó algunos días en restaurar la armada y en ver aquel golfo, famoso por la victoria de Actio, los despojos consagrados de Augusto y los alojamientos de Antonio, todo en memoria de sus mayores, siéndole, como se ha dicho, Augusto tío, y Antonio abuelo: espectáculos grandes de dolor y de alegría. Pasó de allí á Atenas, donde por reverencia de aquella antigua y confederada ciudad, no quiso llevar delante más que un solo lictor. Recibiéronie aquellos Griegos con exquisitas honras, trayéndole delante todos los hechos y dichos ilustres de sus predecesores para hacer más agradable la adulación.

Pasó á Eubea y de allí á Lesbos, donde Agripina parió (1) Colonia romana fundada por Augusto en memoria del combate naval de Accio.