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Los anales.—Libro XII.

despacharon mensajeros á Farasmanes para que saliese de los límites de Armenia, y sacase también de ella á su hijo.

Era en aquella sazón procurador de Capadocia Julio Peligno, por su vileza y cobardía y por la fealdad de su cuerpo despreciable y ridiculo, aunque gran privado de Claudio, desde que, siendo hombre particular, gustaba de entretener su vil y floja ociosidad con la conversación de semejantes truhanes. Este, pues, juntado el mayor número de gente auxiliaria que pudo sacar de la provincia, y entrando en Armenia como para recuperarla, mientras se ocupa en robar y ofender antes á los aliados que á los enemigos, desamparado de los suyos y acometido por aquellos bárbaros, faltándole todo otro refugio y socorro, acude al mismo Radamisto; donde vencido y obligado de sus dádivas, por su propio motivo y sin ser requerido para ello, le incita y persuade á tomar las insignias reales, y él mismo asiste á la coronación, no sólo como autor de ella, sino como uno de los de la guardia de su persona. Divulgada la fama de esta indignidad y bajeza, porque no se pensase que todos los demás eran como Peligno, se envió á Helvidio Prisco (1), legado, con una legión, para que proveyese á aquellas cosas desordenadas y confusas conforme le aconsejasen el tiempo y las ocasiones. Pasado, pues, Helvidio con diligencia al monte Tauro, tenía ya compuestas muchas cosas, más con blandura que con fuerza, cuando le llegó orden que diese la vuelta á Siria, por no dar con aquello ocasión á los Partos de romper la guerra.

Cuyo rey Vologeso, no pareciéndole perder la que se le ofrecía de cobrar el reino de Armenia, poseída ya por sus pasados y ocupada entonces pérfidamente por un rey extranjero, junta un ejército con intento de poner en él á su (1) Este fué yerno de Traseas, de quien adelante se hace honrada mención.—N. del T. E.—Tácito habla, en efecto, muchas veces de él, no sólo en los Anales, sino en sus Historias, en su Agricola y en el Diálogo de los oradores.