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Los anales.—Libro XII.

Armenios y los Iberos fué ocasión de grandes movimientos entre los Partos y Romanos. Mandaba á la gente de los Partos Vologeso, el cual, nacido de una Griega, manceba de su padre, había por consentimiento de sus hermanos alcanzado el reino. Farasmanes tenía antigua posesión de los Iberos, y su hermano Mitridates poseía con nuestras fuerzas á los Armenios. Tenía Farasmanes un hijo llamado Radamisto, de hermoso aspecto, gallarda disposición y fuerzas notables; y junto con esto, no estando mal instruído en las astucias de su padre, le hacían todas estas cosas famoso entre sus vecinos. Este, con mayor atrevimiento y más de ordinario que debiera para encubrir sus ambiciosos deseos, solía decir que para gozar de un reino tan pequeño como el de Iberia era sobrada dilación la que le causaba la vejez de su padre. Sabido esto por Farasmanes, viéndole tan deseoso de reinar presto, y no temiendo menos de la prontitud y favor de sus vasallos para con él que de verse ya casi al fin de su vida, resuelto en alimentarle con otras esperanzas, le muestra el reino de Armenia y le trae á la memoria cómo después de echados los Partos le había dado él mismo á Mitridates; mas que convenía á diferir la vía de fuerza y procurarle oprimir impensadamente con engaños.

Siguiendo, pues, este consejo Radamisto, y fingiendo estas reñidas con su padre, como quien se hallaba incapaz de poder sufrir más los aborrecimientos de su madrastra, se va á su tío; del cual recibido con mucha benignidad y tratado como hijo, comienza á levantar los ánimos de los principales Armenios á deseo de novedades; mientras Mitrídates, no pensando en cosa menos que en recatarse de él, trataba de procurar su reconciliación.

Radamisto, tomando á la intercesión del tío por capa y color de su vuelta, torna á su padre y le da cuenta de cómo todo lo que se podía conseguir con engaño quedaba ya á punto, y que sólo faltaba lo que había de ejecutarse con las armas. Fingió en tanto Farasmanes las causas de la 63