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Cayo Cornelio Tácito.

de R. 806. De J. C. 53 D. Junio Silano.

Q. Haterio.

807.

54 SM. Asinio Marcelo.

M. Acilio Aviola.

La muerte de Mesalina puso en revuelta la casa del príncipe, contendiendo entre sí los libertos sobre cuál había de trazarle mujer, viéndole resuelto á no estar sin ella, como nacido para serles sujeto. No era menor entre ellas la emulación, exagerando cada una su nobleza, su hermosura y sus riquezas, para mostrarse dignas de tan gras matrimonio. Con todo eso, la principal duda viene á quedar entre Lolia Paulina, hija de Marco Lolio, varón consular, y Julia Agripina, hija de Germánico, favorecidas, ésta de Palante y aquélla de Calixto. Narciso ayudaba á Elia Petina, del linaje de los Tuberones. Claudio, arrimándose ya á un partido ya á otro, según le arrebataba la fuerza de la persuasión, viéndolos discordes, los llama á consejo y ordena que funden en razón sus opiniones.

Narciso anteponía el primer matrimonio en que había vivido con Petina; la familia común (porque Claudio tuvo en ella á su hija Antonia), que no causaría en casa novedad alguna volviendo á ella la primer mujer, en la cual no había que temer aborrecimiento de madrastra contra Británico ni Octavia, prendas las más cercanas á su propia sangre. Calixto en contrario alegaba el haber sido ya reprobada con largo divorcio, y que el llamarla ahora la haría volver con mayor arrogancia y soberbia; que era mucho mejor recibir á Lolia, porque no habiendo jamás tenido hijos, entraría ajena de toda emulación en casa y serviría de madre á los de su marido. Mas Palante hallaba en Agripina esta ventaja más, que traía consigo un nieto de Germánico, digno en todo y por todo de la fortuna imperial; que siendo, como era, de nobilísimo linaje, de conocida fecundidad, y hallándose en la flor de su juventud, era mejor volver á unir en los descendientes de entrambos la sangre de la familia