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Cayo Cornelio Tácito.

decretaron á Popea las honras como á persona divina, no quiso hallarse presente ni intervenir á las exequias. Todas las cuales cosas no dejaba pasar en olvido Capitón Cosuciano, siendo de su condición inclinado á todo mal, y enemigo particular de Trasea, por cuya autoridad había sido condenado en la causa de residencia que traían contra él los embajadores silicios.

Antes fuera de las culpas ya dichas, añadía: «que Trasea se excusaba de prestar el juramento solemne que se hacía al principio del año: que no se hallaba presente á los votos, aunque era uno de los quince sacerdotes: que no se sacrificaba jamás por la salud ni por la voz angélica del príncipe: que acostumbraba asistir siempre, con tanta puntualidad, que hasta en las consultas de poca importancia solía mostrarse adversario ó fautor, y finalmente, que cuando todos los senadores á porfía concurrían contra Silano y Vetere, él sólo había querido más atender á los negocios particulares de sus clientes: que esto no era ya otra cosa que división y bandos en la república, de que con facilidad se pasaría á guerra descubierta si muchos se atreviesen á hacer lo mismo. Como ya se hablaba antiguamente de Cayo César y de Marco Catón, decía él, así ahora, oh Nerón, habla de ti y de Trasea esta ciudad, deseosa de discordias. No pienses que le faltan secuaces, ó por mejor decir, ministros, que no sólo le van imitando en la contumacia de sus opiniones, pero hasta en el hábito y en el aspecto, mostrándose severos y melancólicos para darte en rostro á ti con tu liviandad.

¿Este solo no ha de hacer caso de tu salud, ni honrar tus artes? ¿Este solo ha de menospreciar las cosas prósperas del príncipe, sin acabarse de hartar jamás de tantos llantos y dolores? El no creer que Popea sea diosa es acción del mismo ánimo, y saeta de la misma aljaba, del, que no quiere jurar los actos públicos del divo Julio y del divo Augusto, y de quien absolutamente se atreve á menospreciar las religiones y derogar las leyes. Las gacetas de Roma 264