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Los anales.—Libro XVI.

chos, adular á Nerón, ni á Tigelino ó á otro alguno de los poderosos, antes debajo de nombres de mozuelos deshonestos y de mujeres ruines, escribió en ellos todas las maldades del príncipe con la novedad de los estupros que había cometido; y después de sellado lo envió á Nerón, habiendo al punto roto el anillo para que no pudiese servir de poner á otros en peligro.

Considerando despues Nerón el modo con que habían podido venir á noticia de todos las disoluciones y gustos de sus noches, se le ofreció al pensamiento Silia, mujer harto conocida por serlo de un senador de quien él se había servido para todo género de deshonestidades, amiga estrecha de Petronio. A ésta, pues, añadido el título y color de no baber callado lo que había visto y sufrido en su persona al propio y particular aborrecimiento, condenó en perpetuo destierro. Y por dar gusto á Tigelino, hizo morir á Numicio Termo, que había sido pretor: porque un liberto suyo había dicho algunas cosas malsonantes de Tigelino, las cuales pagó el liberto con los tormentos excesivos que se le dieron, y su señor con la muerte no merecida que padeció.

Después de haber quitado la vida Nerón á tantos hombres señalados, quiso últimamente extirpar del mundo á la misIma virtud con la muerte de Barea Sorano y de Trasea Peto, aborrecidos por él mucho tiempo antes, y en particular Trasea, por estas ocasiones más; es á saber, porque salió del senado cuando se trataba la causa de Agripina, como dije arriba, y porque había hecho poco caso de los juegos juvenales y asistide á ellos con poca atención, penetrando más altamente en su ánimo esta ofensa, porque Trasea, en la ciudad de Padua, donde había nacido, en ciertos juegos llamados cesticos, instituídos por el troyano Antenor, había cantado en hábito trágico, y también porque en el día que se condenaba á muerte al pretor Antistio por los versos hechos en vituperio de Nerón, propuso que se le mitigase la pena, y salió con ello, y finalmente, porque cuando se