Página:Los Anales de Cayo Cornelio Tácito. Tomo II (1891).pdf/256

Esta página no ha sido corregida
250
Cayo Cornelio Tácito.

quedando en pie todavía gruesas columnas de piedra, mostrando bien aquellos vestigios que habían estado encubiertas tantas riquezas muchos siglos antes para que sirviesen de aumento á las presentes felicidades; pudiéndose alcanzar fácilmente por conjeturas, que la fenicia Dido, echada de Tiro, después de haber edificado á Cartago, escondió allí aquel tesoro, porque su nuevo pueblo no se entregase á los deleites y al ocio con tan sobrada abundancia, ó porque los reyes númidas, con quien ya tenía enemistad, no se encendiesen más á hacerle guerra con la codicia del oro.

Nerón, pues, sin considerar la fe que se debía dar at autor ni la calidad del negocio, sin enviar personas que cuidadosamente apurasen la verdad, iba él mismo acrecentando la fama, y sin reparar en cosa, despacha quien le traiga el tesoro, como si no hubiera cosa más segura. Y para que pueda venir con mayor brevedad, se le dan á Baso galeras escogidas por las más veloces; y por la sobrada credulidad de los que lo iban publicando, no se trataba de otra cosa en aquellos días por el vulgo. Celebraban acaso entonces los juegos quinquenales por el segundo lustro, en que sirvió de materia harto á propósito á los oradores y poetas para exagerar las alabanzas del príncipe.

Decían que no sólo se engendraban para él los frutos acostumbrados de los campos, y el oro mezclado con otros metales, sino que concurría con nueva fertilidad la tierra, y los dioses ofrecían liberalmente sus riquezas sin buscarlas, y otras cosas semejantes que componían y fingian con tanta elocuencia como servil adulación, seguros de que habían de ser creídos con facilidad. Iban creciendo entre tanto con esta vana esperanza la excesiva prodigalidad y superfluos gastos, consumiéndose largamente los tesoros viejos, como si se tuviera ya en las manos materia que podesperdiciar por muchos años: y hasta sobre esta consignación daba Nerón, de manera que la esperanza de sus riquezas particulares fué una de las mayores causas de 250