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LIBRO DÉCIMOSEXTO.


ARGUMENTO.

Ofrécenle á Nerón en Africa un falso tesoro.—Opónese al certamen de los juegos quinquenales en hábito de representante.Muere Popea y hácensele solemnes funeralias y peregrino entierro.—Cayo Casio y Lucio Silano salen desterrados, y al fin muere el último por orden de Nerón, y tras él otros muchos. Hay una gran tempestad en la provincia de Campania, que se toma por prodígio.—Mátanse con orden del príneipe Anteyo y Ostorio, Mela, Crispino y Petronio.—Trasea Peto y Barea Sorano son acusados y muertos.

Todo en espacio de un año: y lo restante del libro se ve sepultado en el olvido por envidia del hado.

CONSULES.

C. Suetonio Paulino.

A. de Roma 819. de J. C. 66. { L. Poncio Telesino.

Después de todas estas cosas quiso la fortuna burlarse de Nerón con su misma vanidad por medio de cierta promesa que le hizo Ceselio Caso. Este, de nación cartaginés y de entendimiento confuso y aprensivo, formando esperanzas, figuras de un sueño que soñó una noche, vino á Roma, y comprada la audiencia del príncipe, le dió cuenta de cómo había hallado en cierta heredad suya una cueva de inmensa hondura, y en ella gran cantidad de oro, no en moneda, sino en rieles y tejas de metal, como antiguamente se solían conservar los grandes tesoros. Que en esta cueva había visto grandes edificios de ladrillos, consumidos del tiempo,