Página:Los Anales de Cayo Cornelio Tácito. Tomo II (1891).pdf/248

Esta página no ha sido corregida
242
Cayo Cornelio Tácito.

la cabeza apenas de dos golpes, se alabó después con Nerón de que por usar de crueldad con él le había hecho morir de golpe y medio.

Sulpicio Aspro, centurión, dió el segundo ejemplo de constancia; que preguntándole Nerón la causa por qué había conspirado contra él, le dió esta breve respuesta: «Porque no era posible poner de otra manera remedio á tus maldades. Y dicho esto, se ofreció á la pena que le estaba ordenada. No degeneraron los demás centuriones de su valor en dejar de morir con valerosa constancia; aunque faltó esta fortaleza de suerte en Fenio Rufo, que hasta su testamento hinchió de lamentaciones. Esperaba también Nerón á que fuese nombrado entre los conjurados el cónsul Vestino, teniéndole por hombre violento y conocidamente su enemigo. Mas ellos no habían confiado de él sus intentos, algunos por competencias viejas, y muchos porque le tenían por insociable y arrojadizo. Tuvo principio el aborrecimiento de Nerón con Vestino de la estrecha familiaridad que hubo entre los dos, mientras éste, habiendo acabado de conocer la vileza y poco ánimo del príncipe, le menospreciaba; y Nerón, en contrario, temía la fiereza de ánimo de Vestino que muchas veces le solía motejar con donaires mordaces, los cuales, en arrimándose mucho á la verdad, dejan siempre de sí desapacible y áspera memoria. Añadíase á esto la reciente ocasión de haber tomado Vestino por mujer á Estatilia Mesalina (1), sabiendo muy bien que César era uno de sus adúlteros. Pero faltando delito y acusadores, y no pudiendo valerse del color de la justicia como señor, se resolvió en usar de la fuerza como tirano, enviándole á casa á Gerelano, tribuno, con una cohorte de soldados, y mandándole que previniese los intentos del consul, y se apoderase de la fortaleza y de la escogida juventud que (1) Descendía de Estatilio Tauro, cónsul en tiempo de Augusto, y fué tercera mujer de Nerón.