la cabeza apenas de dos golpes, se alabó después con Nerón de que por usar de crueldad con él le había hecho morir de golpe y medio.
Sulpicio Aspro, centurión, dió el segundo ejemplo de constancia; que preguntándole Nerón la causa por qué había conspirado contra él, le dió esta breve respuesta: «Porque no era posible poner de otra manera remedio á tus maldades. Y dicho esto, se ofreció á la pena que le estaba ordenada. No degeneraron los demás centuriones de su valor en dejar de morir con valerosa constancia; aunque faltó esta fortaleza de suerte en Fenio Rufo, que hasta su testamento hinchió de lamentaciones. Esperaba también Nerón á que fuese nombrado entre los conjurados el cónsul Vestino, teniéndole por hombre violento y conocidamente su enemigo. Mas ellos no habían confiado de él sus intentos, algunos por competencias viejas, y muchos porque le tenían por insociable y arrojadizo. Tuvo principio el aborrecimiento de Nerón con Vestino de la estrecha familiaridad que hubo entre los dos, mientras éste, habiendo acabado de conocer la vileza y poco ánimo del príncipe, le menospreciaba; y Nerón, en contrario, temía la fiereza de ánimo de Vestino que muchas veces le solía motejar con donaires mordaces, los cuales, en arrimándose mucho á la verdad, dejan siempre de sí desapacible y áspera memoria. Añadíase á esto la reciente ocasión de haber tomado Vestino por mujer á Estatilia Mesalina (1), sabiendo muy bien que César era uno de sus adúlteros. Pero faltando delito y acusadores, y no pudiendo valerse del color de la justicia como señor, se resolvió en usar de la fuerza como tirano, enviándole á casa á Gerelano, tribuno, con una cohorte de soldados, y mandándole que previniese los intentos del consul, y se apoderase de la fortaleza y de la escogida juventud que (1) Descendía de Estatilio Tauro, cónsul en tiempo de Augusto, y fué tercera mujer de Nerón.