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Los anales.—Libro XV.

vano, y más de la ocasión que se había perdido de acabar la guerra con sólo ahuyentar á los Partos. Respondióle Peto aque las cosas estaban todavía enteras; que volviesen las águilas y acometiesen juntos á Armenia, flaca y sin fuerzas por la partida de Vologeso.» Raplicó Corbulón, «que no tenía tal orden del Emperador: que había salido de su provincia obligado del peligro de las legiones, y que eslando en duda de la parte á donde cargaría el enemigo, determinaba volverse á Siria: que aun haciendo aquello, era necesario rogar por favor á la buena fortuna, para que su infantería, cansada de tan largas jornadas, pudiese caminar más que los Parlos; gente de á caballo y tan suelta, que, ayudada de la comodidad de la campaña, los llevarían de vanguardia siempre.» Con esto se fué Peto á invernar á Capadocia. Mas Vologeso envió á decir á Corbulón que desmantelase los fuertes que había hecho de allá del Eufrates, dejando que fuese como antes el río limite de ambos imperios. Respondióle Corbulón que sacase él la gente que tenía de presidio en el reino de Armenia; y viniendo finalmente en esto el Rey, hizo también Corbulón desmantelar los fuertes, quedando los Armenios en su libertad.

Veíanse entretanto en Roma los trofeos que se habían levantado por la victoria alcanzada de los Partos y estaban en pie todavía los arcos en el monte Capitolino; cosas que, aunque las decretó el senado durante la guerra, no dejaron de permanecer después, más por satisfacer á la hermosura que causaba su vista, que á la verdad de su conciencia.

Antes por disimular Nerón el trabajo de las cosas de fuera, hizo echar en el Tiber el trigo que se guardaba para la plebe y se comenzaba á gastar de viejo, por mostrar la seguridad con que se estaba de abundancia; y esto sin consentir mudanza en el precio, aunque por causa de una tempestad se anegaron casi doscientas naves dentro del mismo puerto cargadas de trigo, y se quemaron desgraciadamente otras ciento al subir por el Tiber. Nombró después