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Cayo Cornelio Tácito.

de consideración que la que hizo un centurión llamado Tarquicio Crecente tratando de defender una torre en don—de estaba de guardia; el cual, después de haber hecho varias salidas y muerto muchos de aquellos bárbaros que se le acercaban, combatido y rodeado de fuegos arrojadizos, hubo de ceder á su destino. De los infantes, si algunos quedaron sanos, tomaron el camino largo y desierto de los bosques, y los heridos se volvieron a los alojamientos, engrandeciendo el valor del Rey, la fiereza y cantidad de la gente, aumentado todo por el miedo y creído con facilidad por los que igualmente temían. Ni el capitán tampoco sabía resistir á aquella adversidad; antes, desamparados ya por él todos los oficios militares, envió á rogar segunda vez á Corbulón «que apresurase el venir á defender las banderas y águilas romanas, junto con las reliquias y el nombre solode aquel desdichado ejército, mientras él mantenía la fe cuanto le durase la vida».

Corbulón, sin pereza ni temor, dejada parte de los soldados en Siria con orden de guardar los fuertes que habían fabricado sobre el Eufrates, siguiendo el camino más cortoy más acomodado de vituallas, por Comagena (1) y despuéspor Capadocia, entró finalmente en Armenia. Seguía al ejército, demás de los ordinarios impedimentos de la guerra, una cantidad grande de camellos cargados de trigo para poder ahuyentar á un mismo tiempo al enemigo y la hambre. El primero de los desbaratados que habían huido con quien encontró fué Pactio, centurión primipilar, y tras él otros muchos soldados, á los cuales, después de haberlesescuchado varias disculpas con que procuraban dar algún color á su huída, les amonesta que vuelvan atrás á sus banderas y que prueben la clemencia de Peto, porque él era (1) Llamábase así la parte más septentrional de la Siria, al Este y al Sur de los montes Amán y Tauro y al Oeste del Eufrates. Su principal ciudad era Samosata, hoy Semisat.