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Los anales.—Libro XV.

Corbulón, aunque se le encaminaban sus empresas con felicidad, juzgando con todo esto por más seguro el moderarse en la buena fortuna, envió á quejarse á Vologeso «de que hubiese entrado por fuerza en la provincia, y de que un rey amigo y confederado como él sitiase á las cohortes romanas. Que levantase luego el sitio; donde no, que él también pasaría con su ejército á tierras enemigas.» Casperio, centurión, elegido para esta embajada, halló al rey en la villa de Nisibe (1), doce leguas de Tigranocerta, á donde le declaró sus comisiones con gran imperio y valor.

Tenía mucho antes hecha resolución Vologeso de excusar cuanto pudiese el tomar las armas contra los Romanos: y entonces no corría la fortuna de las cosas en su favor, habiéndole salido vano el sitio de Tigranocerta, y hallándose Tigranes proveído de gente y vituallas, la afrenta del asalto, las dos legiones en socorro de Armenia, y las que habían quedado en defensa de Siria, puestas á punto para entrar con resolución por su reino. Hallábase él, en contrario, con su caballería debilitada por falta de forrajes, habiendo consumido una infinita multitud de langostas que sobrevino, no sólo las hierbas de los campos, pero hasta las hojas de los árboles. Con estas consideraciones Vologeso, disimulando en su pecho el temor, con capa de desear la quietud respondió al centurión: «Que enviaría sus embajadores al emperador romano sobre pedir el reino de Armenia y confirmar la paz.» Manda tras esto á Moneses que levante el sitio de Tigranocerta, y desalojando él también, se retira á su reino.

Engrandecían muchos estas cosas como efectos del temor del rey y de las ainenazas de Corbulón: otros lo atribuían á que secretamente habían acordado entre sí que se sus(1) Ciudad fuerte de la antigua Migdonia que formaba parte de la Mesopotamia. Quedan escasísimos restos de ella en el pequeño pueblo ó aldea de Nesbin.

Tomo II.
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