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Los anales.—Libro XIV.

voces? Y por remate, porque no quede momento de tiempo que dar á la vergüenza y al recato, han añadido las noches á los días, á fin de que en aquella confusa mezcla de gente, todo atrevido y desvergonzado, con la comodidad de la noche, pueda poner las manos en lo que apeteció de día.» Agradaba en contrario á muchos aquella libertad; mas no atreviéndose á alabarla descubiertamente, la cubrían con honestos títulos, diciendo: «que tampoco los antiguos, según la fortuna de entonces, aborrecieron el gusto de semejantes juegos y espectáculos, en cuya prueba fueron ellos los que hicieron venir de Toscana los representantes llamados histriones; de los Turios los combates de á caballo (1), y después de conquistadas Asia y Acaya, habían celebrado los juegos públicos con mayor aparato y curiosidad, sin que por esto se hubiese visto ningún hombre de calidad tan poco cuidadoso de su honra, que se atreviese á mezclarse en los ejercicios del teatro en doscientos años que habían pasado desde el triunfo de Lucio Mummio, que fué el primero que dió á los Romauos este linaje de entretenimientos: que el teatro perpetuo se había hecho por ahorrar el gasto de levantarle y edificarle cada año: que no se consumían por esto las haciendas propias de los magistrados, ni se daba ocasión al pueblo de pedir los combates al uso griego, haciéndose todo á costa de la República: que las victorias de los oradores y poetas servían de despertar los ingenios de la juventud: que á ninguno, por grande que sea (1) También dice Livio, lib. I, 31, que el juego de caballos trae su origen de los Tuscos: Ludicrum fuit, etc., y siendo antiquisimo en Roma este certamen, apenas se puede creer que hubiera venido de países tan distantes, particularmente cuando la Grecia Magna y toda aquella región en que estaban situados los Turios no era tan conocida de los Romanos, y esto le movió á Lipsio á separarse de Tácito, dando á entender que los Turios eran vecinos de los Tarentinos, vencidos por éstos, según cuenta Estrabón, los cuales tenían un lugar llamado Sibaris, célebre por su amenidad: Augusto condujo allí una colonia y tropas.N. de la E. E.