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Cayo Cornelio Tácito.

madre vuelto á cobrar su gracia, cuando, dada la seña, cae el techo de aquella parte que venía bien cargado de plomo, y cogiendo debajo á Creperio le mata al punto. Agripina y Aceronia fueron defendidas por ser de su parte las paredes que sostenían el techo más altas y casualmente más fuertes; y así no cayeron, aunque doblaron con la fuerza del peso.

No seguía tras esto el acabarse de abrir la galera como estaba trazado por la confusión grande en que se hallaban todos, y porque los ignorantes del engaño, que eran los más, impedían á los sabedores y ejecutores de él, los cuales tomaron por partido dar á la banda y trabucar la galera.

Mas no pudiendo concertarse todos en un caso tan repentino, cargando los que no sabían el intento á la otra parte, dieron lugar á que la galera no se anegase tan presto, y que con menos peligro pudiesen tratar todos de salvarse, arrojándose en la mar. Mas Aceronia, poco discreta, mientras dice á voces que es Agripina, y pide ayuda para la madre del príncipe, con las batallolas, con los remos y con las demás armas navales que se hallaban á mano, le quitaron la vida. Agripina callando, y presto, menos conocida, se salvó aunque herida en un hombro. Y procurando ganar á nado la orilla, fué socórrida por algunas barquillas de la costa que llegaron al ruido, en las cuales, por el lago Lucrino fué llevada á su quinta: donde considerando y discurriendo en sí el fia para que había sido llamada con cartas tan engañosas, el fingimiento de tantas honras y caricias tan particulares, y que la galera había naufragado junto á la costa sin fuerza de viento ni choque de escollo, y comenzando á abrirse por la parte superior, como si fuera edificio terrestre, advirtiendo la causa de la muerte de Aceronia y su propia herida, juzgó por último remedio, para evitar las asechanzas, fingir no haberlas entendido. Con esto envió un recado á su hijo por un liberto suyo llamado Agerino, diciéndole: «cómo por la benignidad de los dioses y en virtud de la buena fortuna del príncipe había escapado