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Los anales.—Libro XII.

edificado casas, sembrado y labrado la tierra como cosa suya, cuando Dubio Avito, sucesor de Paulino en aquella provincia, amenazándolos con las armas romanas si no volvían á ocupar su antiguo asiento ó impetraban de César la nueva habitación, forzó á Verrito y Maloriges á que escogiesen el postrer partido. Los cuales, llegados á Roma para este efecto, mientras solicitaban su despacho con Nerón, y él se le dilataba ocupado en otros negocios, entre las cosas que se suelen mostrar á los bárbaros por ostentación de nuestra grandeza, los hicieron entrar en el teatro de Pompeyo para que viesen el excesivo número de gente que había en la ciudad. Estándose, pues, allí ociosos, como gente que no entendían aquella suerte de juegos ni se deleitaban de verlos, mientras van preguntando particularmente de quién eran aquellos asientos en lo cavo del teatro (1), y se informan de las diferencias de los estamentos y calidades, cuáles eran de caballeros, cuáles de senadores, echaron de ver entre los asientos de los tales algunos hombres vestidos en traje de forasteros; y preguntando quién eran, cuando oyeron que aquella era honra que se hacía á los embajadores de las naciones que excedían á las demás en valor y en afición al pueblo romano, diciendo á grandes voces: QUE NADIE ENTRE LOS MORTALES, EN VALOR Y EN FE PODÍA ANTEPONERSE Á LOS GERMANOS, parten y van á asentarse entre los senadores. Cosa que, tomada bien por los circunstantes, se tuvo por uno de aquellos impetus antiguos y loable emulación. Nerón los hizo á entrambos á dos ciudadanos romanos, y mandó á los Frisones que dejasen los campos que habían ocupado; y porque rehusaron de obedecer, la caballería auxiliaria que repentinamente cargó sobre ellos, los obligó á desalojar, dejando muertos ó presos los que se atrevieron á hacer resistencia.

(1) Consessum cavea, dice el original. I.lamábase cavea al recinto donde estaban sentados los espectadores, y consessus á la reunión de éstos.

Tomo II.
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